Flamenco

Hacer referencia al golpeo de los pies o a la furiosa pasión que conlleva es rascar la superficie del baile flamenco. El baile flamenco, como la tercera parte que es del fenómeno idiosincrásico español que es el flamenco, tiene un trasfondo histórico que ha acompañado al propio desarrollo de España.

Originario de los pueblos marginados del sur de España, el baile y la música flamenca tuvieron una influencia temprana de los griegos y romanos, y más tarde de las culturas hindú, mora y judía. Con la llegada, hace siglos, de los pueblos moro y judío a la Península Ibérica, la ya floreciente y próspera música y danza de Andalucía comenzó, sin darse casi ni cuenta, a extraer características de estas nuevas poblaciones. El baile y la música flamencos que vemos hoy son los deslumbrantes resultados de siglos de absorción y unificación de elementos de esta miríada de culturas.



Con el floreciente desarrollo de la música flamenca surgió la igualmente rápida evolución del baile flamenco, que apareció por primera vez de manera reconocible como una danza estructurada en el siglo XVIII. Mientras que el diseño original del flamenco se centra en la calurosa voz del cantante, los apasionados bailaores flamencos impresionaron al público en cafés musicales especiales -llamados cafés cantantes- y rápidamente comenzaron a robarles protagonismo a los primeros. Tras siglos de fusión cultural, lo que nació en unas cuevas como forma de expresión personal de los gitanos y otras etnias oprimidas ha evolucionado en la vistosa mezcla de cante y baile flamenco que ha seducido al mundo.

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